La Zona Muda. Una Aproximación Filosófica a la Poesía de Enrique Lihn.(Reseña de libro)


La Zona Muda. Una Aproximación Filosófica a la Poesía de Enrique Lihn.(Reseña de libro)

Publication: Taller de Letras

Publication Date: 01-NOV-05
Author: Correa-Díaz, Luis
COPYRIGHT 2005 Pontificia Universidad Catolica de Chile, Instituto de Letras

LA ZONA MUDA, UNA APROXIMACIÓN FILOSÓFICA A LA POESÍA DE ENRIQUE LIHN JORGE POLANCO SALINAS Prólogo de Adriana Valdés. Santiago: Universidad de Valparaíso / RIL Editores, 2004.204 pp.

Si se ha de escribir correctamente poesía en cualquier caso hay que tomarlo con calma. E.L.

José Emilio Pacheco señala con acierto la paradoja que constituye el caso de la obra lihneana [y yo diría que esta como ejemplo de varias otras que merecen seguir leyéndose]: "Lihn, que hizo del fracaso tema profundo de su poesía, es un poeta triunfal en las condiciones actuales: vio algunos de sus libros traducidos o publicados por editoriales de circulación internacional; figura en las antologías y estudios críticos importantes; pero fuera de Chile, o quizás aun en su propio país, es imposible conseguir algo que no sea la utilísima antología, Porque escribí [1995], que compiló Eduardo Llanos Melusa" ... (1) Esas "condiciones actuales" son desde hace ya tiempo el "menosprecio" general y generalizado que padece la actividad poética --y, por ende, el poeta-- dentro de la vida cultural. Antes habríamos dicho: dentro de los gustos de una sociedad determinada; hoy diríamos: dentro de sus consumos. Situación esta que el propio Lihn dejó manifiesta y (auto)parodiada en muchos de sus poemas.

Sin embargo, y debido a una suerte de prodigio amoroso que su obra suscita desde sus comienzos en muchos lectores, anónimos o escritores ellos mismos (a estos últimos es a quienes se debe que el nombre del poeta siga impreso y a aquellos primeros una rara fidelidad en el mundo de las letras), "es posible afirmar que Enrique Lihn (1929-1988) permanecerá en la gran poesía chilena y en la de toda la lengua española" (Pacheco 51). Pese a lo dicho hasta aquí, hay que mencionar que hay gestos alentadores, por ejemplo la reciente reedición en 2003 por la Universidad Diego Portales de El Paseo Ahumada (prólogo y edición de Alejandro Zambra), ese poemario fundamental de nuestras letras aparecido en 1983. (2) También están la Antología de paso (LOM, 1998, Libros del ciudadano) y la recopilación miscelánea de la obra crítica lihneana hecha por Germán Marín, El circo en llamas (LOM, 1997). Y en el extranjero la antología bilingüe Figures of Speech (Texas, Host Publications, 1999). A lo que habría que agregar la creciente obra crítica sobre el poeta, el volumen homenaje colectivo que edita la profesora Francisca Noguerol, pronto a ver la luz a través de la Universidad de Salamanca en España, y unas soñadas obras o, al menos, poesías completas, proyecto que se teje en manos de un grupo de apasionados.

Esto que ha dicho el poeta mexicano --con la franqueza propia también de Lihn-- y dados los signos, entre otros, indicados luego, lleva a postular con claridad que hoy por hoy ya se puede hablar, sin temor a exagerar, de la existencia de los 'Estudios Lihneanos' (aunque todavía no tenga institución que los ampare de forma permanente). Estos podrían distribuirse cronológicamente --y lo propongo solo como un ejercicio y con las disculpas del caso por no poder mencionarlos a todos-- en tres generaciones de críticos, los primeros y coetáneos al poeta (Jorge Eliot, Pedro Lastra, Waldo Rojas, Mauricio Ostria, Mario Rodríguez, Tamara Kamenszein, Carmen Foxley, Adriana Valdés); los segundos, aquellos que fueron inspirados y educados por los anteriores (María Luisa Fischer, Oscar Sarmiento, Luis Correa-Díaz, Juan Zapata Gacitúa, Maña Nieves Alonso); y los últimos hasta el momento, la nueva generación que ha sido inspirada por todos los anteriores y que, estoy seguro, pasará la antorcha a otros jóvenes en algunos años más (Ana María del Río, Christopher Travis, Marcelo Pellegrini, Lilian Meza y, quien nos ocupa aquí, Jorge Polanco Salinas).

Por estos motivos no hay que pasar por alto el título del grabado que ilustra la portada del libro de Polanco, For ever Lihn del artista Tito Calderón. Creo sinceramente, y sin querer caer en sensiblerías ajenas a lo que a todos nos importa, que esta pieza gráfica, su título y, por cierto, su aparición frontal aquí condensan la pasión y el destino de la labor editorial y crítica de estas década y las por venir en torno a la obra lihneana. Y de esto es consciente y promotor entusiasta el autor del estudio que se reseña.

Es así que en este contexto el libro de Jorge Polanco Salinas viene a ocupar un lugar destacado en la vanguardia de esta gesta crítico-poética. El trabajo de Polanco --así como el de Ana María del Río, por ejemplo-- revela lo que para mí constituirá el principal aporte de esta generación a los Estudios Lihneanos: el acercamiento a la obra del poeta desde disciplinas y métodos otros que los de la crítica literaria en sentido estricto, lo cual no hace sino acoplar, concordar con lo multifacético de la obra y del poeta mismo, ambos polimorfos, proteicos.

El trabajo de Polanco se nutre de un conocimiento acabado de la ya establecida tradición de estos Estudios Lihneanos, pero ha sabido diferenciarse y 'aproximarse' a la poesía de Lihn desde una rigurosamente novedosa perspectiva: leer algunos aspectos de esa obra poética desde la óptica de un novel filósofo, quien nos llama a no perder de vista que la poesía es también un tema y un rema de la filosofía, y que la filosofía debe volver, a su vez y con humildad, a las fuentes de la poesía, como muy bien propone Adriana Valdés en el "Prólogo". Así en la sección primera, "Señales de ruta" (autodeclarado parafraseo de un texto de Lihn y Lastra sobre Juan Luis Martínez), que sirve como introducción, Polanco precisa la necesidad de sus páginas ya que "no existía un estudio filosófico dedicado a su obra", y traza el mapa de su propia ruta: "Respecto de Lihn, existen tres aspectos que traen consigo consecuencias filosóficas. En primer lugar, su concepción de lo que él denomina 'poesía situada.' Segundo, lo que describiremos como su concepción de poeta precario. Y, por último, lo que entenderemos como la palabra precaria. Estos tres ámbitos trazan una espiral, que intentaremos recorrer en la investigación en la medida en que aquellos aspectos impliquen algunos problemas filosóficos acerca del lenguaje". (13) De aquí nace también la necesidad del título del libro, Zona muda, expresión que toma de Lihn, quien con ella aludía a una especie de black hole ubicuo de la palabra en general y, en particular, al fracaso epistemológico y épico de la palabra poética (en época del poeta). Insiste Polanco: "El hiato filosófico que suscita la poesía de Enrique Lihn proviene de la constatación paroxística de la precariedad de la palabra que se patentiza en Diario de muerte. A diferencia de la concepción heideggeriana de la poesía, que concibe al poeta --a través de su rol fundante del lenguaje y de la historia-- como un vate, Lihn da cuenta de un poeta precario que deja al desnudo las erosiones de la palabra. Diario de muerte es el poemario que ilustra con mayor intensidad este fenómeno [de larga meditación y clave de su poética, agrego yo], al llevar al extremo la precariedad de la escritura, de la poesía y de su concepción del poeta". (14) De manera que con esto además tenemos declarado el objeto (poemario) privilegiado por Polanco para realizar sus operaciones analíticas e interpretativas --y dentro de él el poema "Nada tiene que ver el dolor con el dolor"--, lo cual no quiere decir que no se encontrarán fructíferas referencias a otros muchos textos lihneanos. Ya la crítica había postulado la enorme importancia de Diario de muerte, debido a su carácter póstumo y a las circunstancias terminales en que fue escrito, pero, por sobre todo, porque es una especie de compendio testamentario de su poética. Polanco no descuida este hecho, por el contrario, avanza en la búsqueda de un entendimiento más cabal de esta situación y, en el fondo, lo que implica, en toda su abismante presencia/ ausencia, y dolor humano y desafío filosófico-literario (el hacerse cargo de) la noción de "autor agónico".

Los capítulos que componen el estudio de Polanco son: I. "La isla de los muertos"; II. "La fragilidad de Diario de muerte"; III. "Isabel Rawsthorne"; IV. "Esperando a Godot"; más un quinto que cumple las funciones de las conclusiones. Como advierte Polanco: "Cada sección tiene como punto de mira un mismo fenómeno, solo que desglosado en diversas y la misma aproximación: la zona muda que Lihn señala, tras la cual transitaría la mayor parte de su poesía". (16) Esta suerte de advertencia del autor debe entenderse como invitación a emprender una ruta que se caracteriza por un movimiento circularmente expansivo: "Leer a un poeta es una lectura en órbitas, que se van expandiendo y multiplicando infinitamente". (15) Los suyos son, como dice siguiendo a Nietzsche, unos muy bien elaborados "apuntes al devenir" --llenos de descubrimientos valiosos que la crítica se encargará pronto de evaluar, contrastar y proyectar. Con esto Polanco no hace sino asumir esta ya rancia (pero no superada aún) condición posmoderna de la filosofía y de la producción intelectual en general.

Y sin querer resumir aquí los capítulos, para no frustrar de antemano la curiosidad natural del lector presunto, quisiera por todo llamar la atención sobre el último de ellos, "La zona muda", el que cumple la tarea conclusiva, como dije. En él Polanco transcribe el poema lihneano que, como ya se indicó, le ha servido de hilo conductor o, mejor dicho, de abrevadero para sus planteamientos. Y en seguida, anexado el poema completo al estudio, Polanco abre una sección que denomina "Acopio" y que justifica así a pie de página: "En este acopio reseño algunos fragmentos de otros autores que remiten a la precariedad de la palabra, con el fin de ampliar el enfoque de lectura, puesto que este es un problema que rebasa también a Lihn". (170) Esos otros autores son, entre otros, Nietzsche, Celan, Eliot, Artaud, Martínez, Roa Vial ..., y podrían ser más y agregarse los que aparecen en el cuerpo del estudio ... Tal "acopio" y su consiguiente elaboración discursiva por parte de Polanco tiene la virtud de, como anota el propio estudioso, reconocer que la problemática poética --que participa de las discusiones y desilusiones en relación al status epistemológico del lenguaje-- enfrentada por Lihn en su momento posee una genealogía. De modo que Lihn debe leerse y estudiarse en un contexto de por sí amplio y, por sobre todo, transnacional. La precariedad de la palabra y del poeta es (ha sido) una encrucijada no solo literaria sino que una perplejidad filosófica, que la poesía las ha padecido como esas santas locas que se enferman a propósito de lo que enferma a la (su) sociedad --y tal vez la siga padeciendo en algunos aspectos, aunque ciertamente los nuestros son otros tiempos ya. Padecimiento que es lección viva.

No me queda otra cosa para terminar, dadas las convenidas limitaciones espaciales de este género de documentos, que coincidir con Adriana Valdés, quien en su "Prólogo" al libro de Polanco afirma que este será "un aporte notable a los estudios existentes sobre la obra de Enrique Lihn, y una referencia obligada para quienes escriban en el futuro sobre su poesía". Esto porque, entre varias otras razones, Polanco ha sabido ahondar "en esa compleja relación entre poesía y filosofía, en este tironeo entre ambas que exige al pensamiento ponerse a la altura del poema", allí "estuvo la motivación de este trabajo de Jorge Polanco". (5) La motivación y, sin duda, la altura crítica lograda. Evidentemente, Polanco se ha tomado con calma la tarea de escribir correctamente sobre la poesía de Lihn, el resultado lo muestra satisfactoriamente y se agradece.

Luis Correa-Díaz

University of Georgia

(1) Pacheco, José Emilio. "Enrique Lihn: menosprecio y alabanza de la poesía". El Espíritu del Valle 4/5 (1998): 51-53.

(2) La Universidad Diego Portales ha publicado también a Juan Luis Martínez en el espíritu de recuperación de poemarios clave que distingue su colección de poesía.

daniel rojas pachas

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