Enrique Lihn: La escritura intermedial y el humor conceptual viven. [por Daniel Rojas Pachas]


Enrique Lihn: La escritura intermedial y el humor conceptual viven.


Daniel Rojas Pachas.


Han pasado más de veinte años desde que Lihn partiese dejando como legado una obra inconmensurable e imposible de reducir bajo el marco taxativo que imponen los géneros y aquellos esquemas lineales bajo los cuales entendemos el arte y genialidad dentro de un estilo y propuesta. El trabajo que Lihn edificara desde su adolescencia, sin duda pone en acción lo que Barthes afirmó con tenacidad “El texto no pertenece a ningún género ni a ninguna clasificación; es siempre "paradójico". Cultor de la pintura en sus inicios, dibujante de comic junto a Jodorowsky, maestro de la performance estridente y padre de íconos del absurdo y la sátira (remítanse a la figura de Gerardo de Pompier o al trabajo de Quebrantahuesos) y desde luego ensayista, crítico de arte, poeta mayor y narrador, Lihn fue sin duda un factótum de las letras y mucho se ha dicho y seguirá diciendo de su quehacer, sin embargo, algo podemos agregar en torno a su labor como prosista, algunos apuntes sobre el humor conceptual.


Macedonio Fernández, el maestro oculto de Borges, gran escritor y por estos días fetiche de muchas editoriales, especulaba sobre este giro diciendo: “El desbaratamiento de todos los guardianes intelectivos en la mente del lector por la creencia en lo absurdo que ella obtiene por un momento, lo liberta definitivamente de su fe en la lógica”. Lihn cercano a esta estética, supera lo gris de la narrativa realista y las tradiciones de cualquier encumbrado elemento mágico y complaciente, logrando imponer ante básicas percepciones una exageración e ironía que le permite llegar a otros planos. Valiéndose del mal gusto y la banalidad explora los anversos reflexivos de la sociedad y el hombre. Esta postura en todo caso no es la de un burgués desencantado y autocomplaciente, todo lo contrario es la de un intelectual rígido, crítico pero no por eso carente de humor y por sobre todo con la capacidad de reírse de sí mismo y el espacio en que convive. Basta agregar lo que dice el propio Lihn en su relato “El hombre y su sueño”: Hay un punto en que el instinto y la razón, el sentimiento y el pensamiento, el sueño y la vigilia se asocian en un abrazo radiante. Mi vida no ha sido sino un largo y penoso intento de encontrarlo. Quienes como yo comprenden que sólo la exacerbación de la conciencia nos permitirá atravesar inmunes esta época de pesadillas aprobarán el sentido y el giro de mi aventura.



daniel rojas pachas

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